La paradoja textil en Tarapacá: multas simbólicas, pasarelas recicladas y toneladas de ropa enterradas

En Alto Hospicio, pleno corazón del desierto de Atacama, región de Tarapacá, una postal vergonzosa lleva años acumulándose sin freno: más de 60.000 toneladas anuales de ropa usada ingresan a Chile, parte de las cuales termina literalmente formando montañas textiles a cielo abierto.

Pero lo que más indigna no es solo la imagen: es la respuesta institucional.

Ropa entra por la puerta grande, sale por ninguna

Gracias a las condiciones de la Zona Franca de Iquique (ZOFRI), miles de toneladas de ropa usada de Europa, Estados Unidos y Asia entran al país como mercancía legal. Se vende en parte, pero el excedente termina abandonado en terrenos de Alto Hospicio. Y aquí el absurdo: no hay ley que exija a los importadores hacerse cargo de esa ropa no vendida.

El Estado, ausente; los voluntarios, al rescate

Desde 2020 se han multiplicado las denuncias, reportajes internacionales y hasta demandas judiciales. El resultado: cero sanciones a importadoras. En cambio, el problema ha sido derivado a ONGs como Desierto Vestido y emprendimientos como EcoFibra, que intentan con recursos mínimos transformar ropa en paneles o prendas reutilizables. Admirable, sí. Pero ¿es esta la solución a un desastre internacional? Claramente no.

Desfiles de moda como solución: ¿en serio?

Mientras la ropa se quema o entierra, CORFO promueve desfiles de moda con textiles reciclados. No hay regulación para frenar la importación sin trazabilidad, pero sí hay eventos públicos, focos y pasarelas donde la «conciencia ambiental» se viste de gala. Todo esto sin enfrentar el origen del problema: una industria de desecho que no paga el costo de su basura.

Algunas acciones… pero ninguna raíz

En 2021, la Municipalidad de Alto Hospicio comenzó a instalar cámaras para evitar vertidos y se aplicaron multas simbólicas (de hasta 5 UTM), pero sin tocar a los grandes responsables: los importadores. Se presentó incluso una demanda por daño ambiental contra el Estado, mientras que el Tribunal Ambiental ordenó pericias, pero aún sin medidas estructurales.

El Gobierno Regional impulsó un plan FNDR para remover los vertederos más cercanos a zonas pobladas, y se están evaluando plantas recicladoras (como Retex, empresa checa interesada en procesar 20.000 toneladas al año). Pero el foco sigue puesto en limpiar, no en prevenir.

La REP textil: una esperanza a largo plazo

El Ministerio del Medio Ambiente ha anunciado que los textiles serán incluidos en la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor) en 2025. Esto obligaría a los importadores a hacerse cargo del destino final de las prendas. Pero aún no está implementado, y cada año que pasa significa miles de toneladas más sumándose al problema.

Chile está maquillando un desastre ambiental con modas recicladas. Mientras ONGs limpian lo que no provocaron y el Estado organiza desfiles, la industria que inunda el desierto de ropa sigue sin tocarse. Es tiempo de dejar el maquillaje y aplicar leyes. Porque sin responsabilidad real, el desierto seguirá vestido de abandono.